¿Sabías que la electricidad juega un papel importante en la generación de auroras boreales?
La temporada de invierno en el Ártico dura desde finales de septiembre hasta finales de marzo o principios de abril. Durante este tiempo, el cielo ártico está lo suficientemente oscuro como para que la aurora boreal sea visible en las condiciones adecuadas.
Las auroras boreales son el resultado de un baile energético a escala estelar:
El Sol, como una gran central eléctrica, expulsa constantemente partículas cargadas, creando el viento solar. Cuando este viento solar llega a la Tierra, se encuentra con nuestro campo magnético, que actúa como un escudo protector. ️
Atraídas por este campo magnético, las partículas cargadas del viento solar son guiadas hacia los polos norte y sur. Al chocar con los átomos de oxígeno y nitrógeno en la atmósfera terrestre, se produce una liberación de energía en forma de luz, creando así las auroras boreales.
Es como si el cielo se convirtiera en una gigantesca pantalla LED, donde la energía del Sol se transforma en un espectáculo multicolor.
Los colores de las auroras dependen del tipo de átomo con el que chocan las partículas:
Verde: el color más común, producido por átomos de oxígeno.
Rojo: menos común, producido por átomos de oxígeno a mayor altitud.
Azul: poco común, producido por átomos de nitrógeno.
Podríamos decir que, en realidad, las auroras boreales son una danza de energía eléctrica en la atmósfera terrestre, un regalo del Sol que nos deja boquiabiertos.
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