Noticias

Todos sabemos que la electricidad y otros servicios como internet se transmiten masivamente mediante cables que son visibles por todos (centrales eléctricas, torres de media y alta tensión, cableado aéreo en pueblos y ciudades, etc.

Pero también bajo el mar existe una red invisible de cables que transportan dichos servicios a miles de kilómetros de distancia y permiten el intercambio de energía entre países y regiones.

Para su instalación hay que planificar al detalle toda la operativa, desde la elección de la ruta ideal, profundidad y corrientes, afecciones a la vida marina, etc. ️
En su fabricación se usan materiales especiales que resisten la presión y la corrosión y se protegen con varias capas de materiales resistentes como el polietileno, el cobre y hasta barreras de aluminio resistentes al agua.

Para su tendido, un barco especializado coloca el cable en el lecho marino con precisión y además, se instalan protecciones contra anclas, sabotages y otros peligros.

Como curiosidad, mencionar el proyecto de cable submarino más largo del mundo, llamado 2Africa. Es un cable de fibra óptica que, una vez finalizado, tendrá una extensión de 45.000 kilómetros y que se espera que aumente significativamente la capacidad, calidad y disponibilidad de la conectividad a internet entre África, Europa y Asia.

¿Sabías que la electricidad juega un papel importante en la generación de auroras boreales?

La temporada de invierno en el Ártico dura desde finales de septiembre hasta finales de marzo o principios de abril. Durante este tiempo, el cielo ártico está lo suficientemente oscuro como para que la aurora boreal sea visible en las condiciones adecuadas.

Las auroras boreales son el resultado de un baile energético a escala estelar:

El Sol, como una gran central eléctrica, expulsa constantemente partículas cargadas, creando el viento solar. Cuando este viento solar llega a la Tierra, se encuentra con nuestro campo magnético, que actúa como un escudo protector. ️

Atraídas por este campo magnético, las partículas cargadas del viento solar son guiadas hacia los polos norte y sur. Al chocar con los átomos de oxígeno y nitrógeno en la atmósfera terrestre, se produce una liberación de energía en forma de luz, creando así las auroras boreales.

Es como si el cielo se convirtiera en una gigantesca pantalla LED, donde la energía del Sol se transforma en un espectáculo multicolor.

Los colores de las auroras dependen del tipo de átomo con el que chocan las partículas:

Verde: el color más común, producido por átomos de oxígeno.
Rojo: menos común, producido por átomos de oxígeno a mayor altitud.
Azul: poco común, producido por átomos de nitrógeno.

Podríamos decir que, en realidad, las auroras boreales son una danza de energía eléctrica en la atmósfera terrestre, un regalo del Sol que nos deja boquiabiertos.

Los programas de intercambio de energía eléctrica de España con otros países son acuerdos y operaciones que permiten la compra y venta de electricidad entre España y sus vecinos. Estos programas son parte de la integración de los mercados energéticos europeos y tienen como objetivo principal garantizar un suministro eléctrico seguro, eficiente y económico.

En Europa, existen varios mecanismos para facilitar estos intercambios, como:

Interconexiones eléctricas: Son las infraestructuras físicas (cables submarinos, líneas de transmisión, etc.) que conectan las redes eléctricas de diferentes países. España cuenta con interconexiones con Francia, Portugal y Marruecos, entre otros.

Mercado eléctrico europeo: A través de plataformas como el Mercado Ibérico de Electricidad (MIBEL) y el Mercado Europeo de Electricidad (EPEX SPOT), se lleva a cabo la compra y venta de electricidad entre los países europeos, incluida España.

Acuerdos bilaterales: España también puede establecer acuerdos directos con otros países para intercambiar energía eléctrica. Estos acuerdos pueden ser a largo plazo o basados en intercambios puntuales según las necesidades del mercado.

Estos programas de intercambio de energía eléctrica son fundamentales para garantizar la estabilidad del sistema eléctrico, optimizar la utilización de los recursos energéticos disponibles y promover la integración de las energías renovables a nivel internacional. Además, ayudan a mitigar posibles desequilibrios en la oferta y la demanda de electricidad, mejorando la seguridad energética y la eficiencia del sistema.

Ya hablamos hace unas semanas acerca de la importancia de unas buenas instalaciones industriales en el sector PRODUCTIVO AGROALIMENTARIO.

De forma paralela, todo ese esfuerzo se apoya en infraestructuras logísticas que brindan el soporte y la confianza claves para que toda esa producción llegue a buen puerto –y no solo en sentido figurado–.
Aquí, la eficiencia y la seguridad son cruciales para asegurar el correcto funcionamiento de la cadena de suministro. De manera resumida, aportamos algunos puntos a tener en cuenta en las instalaciones eléctricas para el sector logístico de la alimentación:

1. Diseño y planificación:
   Hay que tener en cuenta las necesidades específicas de cada empresa y las características del producto alimenticio que se va a almacenar o distribuir.
   Imprescindible (y normativo) garantizar el cumplimiento de todos los requisitos de seguridad alimentaria.
2. Seguridad:
   Necesarias para evitar riesgos de incendio, explosión o electrocución.
   Se debe realizar un mantenimiento preventivo y correctivo periódico de las instalaciones eléctricas para garantizar su correcto funcionamiento.
3. Eficiencia energética:
   Permite reducir los costes operativos y el impacto ambiental.
   Optar por equipos y sistemas eléctricos eficientes, así como implementar medidas de ahorro energético.
4. Tecnología:
   Sistemas de control y monitorización; tanto para optimizar el consumo de energía, como para la garantizar la trazabilidad de los productos alimenticios.
5. Mantenimiento (preventivo y correctivo):
   No nos cansamos de insistir: contar con un plan de mantenimiento adecuado y un equipo de profesionales cualificados para realizar las tareas de mantenimiento.

En resumen, que la producción agroalimentaria cumpla tanto con requisitos normativos como de seguridad es indispensable, pues es obvio que la calidad de los productos se apoya en una trazabilidad tecnológica que garantiza el óptimo estado de la totalidad de la cadena alimenticia humana.